Pensé que había perdido mi camino, por primera vez en mi
vida, incluso la luz de los edificios solo era una simple mezcla perfecta de
colores. No era luz. No era nada que tuviera sentimientos. Y la gente era
oscura como manchas, como chicles pegados en las aceras. Debería haber sabido
lo que vendría después pero todo es tan incierto… No sé qué pasara mañana, no sé
si lo que le pido a Dios se cumplirá algún día, no sé si hay alguien que me
escucha de verdad, no sé si la hierba será siempre verde ni si el cielo tendrá siempre
esponjosos cúmulos llorando por la suerte de la humanidad. La única certeza que
hay es que la muerte está aquí e incluso los estudiosos de la muerte la temen
cada vez que están cerca de su reino. La única certeza es que no podemos vencer
a la muerte. Ni tú ni yo. Pero con unas pocas promesas podemos quedarnos en la
muerte para siempre y morir solo en cuerpo, nunca en alma, porque mi alma ya es
inmortal y ya tiene decidido su camino.
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